¿Quién dijo hambre? ¡Bienvenidos a una nueva vida!

miércoles, 25 de mayo de 2011

Día 10: Pequeños grandes cambios

22:00
Por primera vez en mi vida me funciona una dieta de verdad. Todos los que empezamos a hacer una dieta siempre deseamos que sea la definitiva, que obtengamos resultados, que sea un sacrificio razonablemente duro, y sobre todo, deseamos no tener la sensación de que estamos haciendo dieta y de que nuestra voluntad pende de un hilo. Yo ahora mismo siento eso por primera vez en mi vida. Hago una dieta con la que no paso hambre porque siempre que quiero comer PUEDO hacerlo, y ahora ya no lo hago. Creo que es esa sensación de no prohibición la que no me hace comer. ¡Adiós ansiedad! Además no puedo comer lo que quiero pero sí puedo engañar al paladar e incluso a otros sentidos. Por poner un ejemplo, a mí antes me encantaba mojar cosas en salsas o líquidos, como un filete de pollo en mayonesa y un bollo en chocolate, y precisamente esa es una de las cosas que más echaba de menos en anteriores dietas, así que tarde o temprano acababa metiéndole mano a la mayonesa y comiéndome medio bote en poco más de 5 minutos con media barra de pan. El otro día me hice una triste pechuga de pollo, eso sí, cubierta por 4 cucharadas de queso batido con pepinillos y una pizca de mostaza, y me quedé tan satisfecha como si me la hubiese comido cubierta de mayonesa. Lo mismo cuando por las mañanas mojo el bizcocho de salvados en la leche. ¿No es eso algo maravilloso?
Pero hay más: el hambre ha desaparecido. Ese hambre que no me dejaba hacer nada hasta que fuese saciada ya no existe. Desde hace unos días me da tremenda pereza pensar después de comer en lo que voy a cenar, pero si no lo hago seguramente no cenaría porque tengo congelados casi toda la carne y el pescado. Antes solía pensar a la hora del desayuno en lo que iba a comer todo el día, fantaseaba con la cinta de lomo con mayonesa y la pizza carbonara. Ahora por fin he dejado de fantasear con la comida y a utilizarla simplemente como lo que es: un alimento necesario para vivir y no un hobby.
También he superado mi dependencia de la báscula, no me he pesado desde que empecé la dieta, o al menos no en un peso fiable. Y lo haré cuando me apetezca, pero sin esperar nada a cambio, con verme en el espejo creo que ya tengo un incentivo bastante importante como para desear seguir adelante.
Aquí mi resumen de un día bastante ajetreado:

Desayuno:
Leche desnatada
Bizcocho de chocolate

Comida:
2 lenguados a la plancha con mayonesa Dukan

Merienda:
Tarta de queso

Cena:
Chuletas de pavo a la plancha
Yogur de melón

Ejercicio:
2 horas y media de clase de tenis
Media hora de bicicleta Wii
20 min de step Wii con ejercicios de pesas en brazos

1 comentarios:

Xii dijo...

Hoy estaba hablando con mi madre, que también la animé a hacer la dieta... y las dos estamos igual, nada de ansiedad, como en otras dietas! A mí lo que me anima muchísimo es la nocilla dukan de por las mañanas, se me olvida que estoy a dieta.

¿No tienes nada de curiosidad con la báscula? Yo me peso una vez a la semana, pero a mitad de semana me dan ganas jeje.

Besos y sigue así :)

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